La hiperacusia es una sensibilidad extrema al sonido, causada por problemas en el centro auditivo del cerebro. Esto provoca dolor e incomodidad ante sonidos comunes para otras personas, como el goteo del grifo o el ruido del tráfico al viajar en un automóvil.
Para quienes padecen hiperacusia o sensibilidad auditiva extrema, el sonido puede convertirse en una verdadera tortura. Los ruidos comunes de la vida diaria pueden llegar a ser intolerables, lo que dificulta su tratamiento debido a su origen desconocido.No se trata simplemente de escuchar más fuerte que los demás, sino de tener un umbral de tolerancia al sonido poco común. Esto significa que los sonidos cotidianos pueden resultar extremadamente molestos e incluso insufribles para quienes sufren esta afección, conocida como hipersensibilidad auditiva o hiperacusia, la cual tiene un origen poco claro.
Este trastorno puede influir en individuos de cualquier edad y puede manifestarse en uno o ambos oídos. Por lo general, la hiperacusia no es innata, sino que puede surgir debido a una tolerancia limitada al sonido.
La consulta con un especialista en audiología es la única manera confiable de recibir un diagnóstico preciso de hiperacusia. El especialista primero revisará su historial médico en busca de posibles factores de riesgo, hábitos de vida, comportamientos problemáticos o lesiones auditivas anteriores.
Luego, llevará a cabo un examen para detectar cualquier anormalidad estructural en el oído que pueda indicar hiperacusia. Además, se realizarán pruebas para evaluar la presencia de daño auditivo y obtener una comprensión completa de su salud auditiva general.
Estos procedimientos iniciales también ayudarán al especialista a determinar si se requieren pruebas más complejas o exámenes especializados adicionales.
Las razones detrás de este trastorno aún no están completamente comprendidas. Se sugiere que las lesiones en el nervio auditivo, tanto congénitas como adquiridas, pueden ser un factor contribuyente. Estas lesiones pueden manifestarse como malformaciones de nacimiento, daño o sensibilización de las conexiones nerviosas debido a la exposición prolongada a ruidos fuertes, traumatismos craneoencefálicos o incluso el consumo de ciertas sustancias. Algunos estudios también han señalado una posible influencia hormonal en la alteración de las vías serotoninérgicas.
Una posible causa involucra lesiones nerviosas asociadas con trastornos de la articulación temporomandibular (ATM). Al examinar si la ATM puede desencadenar hiperacusia, es crucial considerar la proximidad de esta articulación con el nervio facial (séptimo par craneal). Si hay una disfunción en la ATM, existe la posibilidad de que afecte y dañe dicho nervio. La lesión en alguno de estos nervios puede interferir con la transmisión y procesamiento del sonido en el cerebro, potencialmente alterando la percepción del volumen de los sonidos por parte de la persona.
El estrés y la ansiedad pueden afectar el sistema nervioso de diversas formas, incluida la sensibilidad sensorial. En el caso de la hiperacusia, el estrés y la ansiedad pueden aumentar la percepción de los sonidos, haciendo que incluso los sonidos normales parezcan más fuertes e irritantes de lo habitual. Además, las personas que experimentan estrés y ansiedad pueden tener una menor tolerancia al ruido, lo que significa que son más propensas a experimentar molestias ante sonidos que no les afectarían de la misma manera en condiciones de menor estrés.
La hiperacusia y los acúfenos pueden estar relacionados en ciertos casos. Por ejemplo, algunas personas que experimentan acúfenos también pueden desarrollar hiperacusia como resultado de la sensibilidad auditiva aumentada. Por otro lado, la hiperacusia puede agravar los síntomas de los acúfenos, ya que los sonidos amplificados pueden hacer que los sonidos percibidos internamente sean más difíciles de tolerar. Si bien la relación entre la hiperacusia y los acúfenos puede variar de una persona a otra, es importante abordar la ayuda de profesionales de la salud auditiva.
Otras causas comunes incluyen:
Diversos trastornos neurológicos pueden estar relacionados con la hiperacusia, tales como:
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Es fundamental recordar que, al considerar remedios caseros, el primer paso hacia un tratamiento seguro es siempre consultar con un profesional de la salud. Entre las opciones caseras, se encuentra la adquisición de dispositivos de ruido blanco, disponibles tanto en línea como en tiendas físicas, los cuales pueden ser útiles para reducir la percepción excesiva de ciertos sonidos.
Además, algunas personas pueden hallar alivio de la hiperacusia a través de prácticas físicas y mentales, así como técnicas de atención plena como el yoga y la meditación. Estas estrategias pueden contribuir a la reducción del estrés, promover la relajación y brindar a las personas un sentido de control sobre su condición.
Aunque no hay audífonos diseñados específicamente para la hiperacusia, la buena noticia es que los audífonos estándar, en todas sus variedades y dimensiones, pueden brindar alivio.
Al trabajar de cerca con un especialista en audioprótesis, se puede obtener una evaluación detallada de la audición y cómo la hiperacusia afecta el día a día. Esta información permitirá al especialista determinar el mejor audífono para tratar la hiperacusia en cada caso particular.
Dentro de la amplia gama de tipos y estilos de audífonos disponibles, muchos pueden ser programados de manera específica para abordar los problemas individuales. Para la hiperacusia, ajustes preprogramados especiales pueden ayudar a equilibrar la percepción del sonido, aumentando los niveles de sonidos más suaves para compensar la sensibilidad auditiva.
La hiperacusia es extremadamente poco común en los niños. Si observas que tu bebé está intranquilo, tiene dificultades para dormir o llora frecuentemente durante la noche, y se despierta ante ruidos que parecen ser "inofensivos" como el sonido del sistema de calefacción, es posible que esté experimentando hiperacusia. Los niños y bebés suelen manifestar más señales físicas de esta condición. Por ejemplo, pueden sobresaltarse, temblar, mostrar miedo o reaccionar agresivamente ante el sonido de un timbre. Aunque la hiperacusia puede generar mucho estrés en el niño afectado, es importante no aislarlo de los ruidos ni de otros niños, ya que un entorno constantemente silencioso podría empeorar la situación. Es crucial buscar la ayuda de un médico especializado y explorar opciones terapéuticas individuales para tu hijo. Además, el médico puede detectar la presencia de algún trastorno cognitivo.
La hiperacusia puede tener diversos impactos negativos en la vida del individuo. Principalmente, afecta la percepción auditiva y el descanso, así como la capacidad de enfocarse y el bienestar emocional de quien la padece. Muchas personas con hiperacusia optan por retirarse de sus círculos sociales debido a que las conversaciones y los sonidos cotidianos mínimos son tan molestos que prefieren evitarlos por completo. Esta evasión puede resultar en un aislamiento social, que en los casos más graves puede desembocar en ansiedad o depresión. Por estas razones, es altamente recomendable abordar esta condición con terapias para garantizar una calidad de vida óptima.
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