Qué es el vértigo postural y cómo curarlo

El vértigo postural es también conocido como vértigo posicional paroxístico benigno o VPPB. Es una sensación breve de mareo que afecta a gran parte de la población adulta. Por su alta incidencia, es muy importante conocer más sobre su diagnóstico y tratamiento.

Si bien se trata de un cuadro molesto para el paciente, a menudo sus consecuencias no son graves y pueden minimizarse o eliminarse con maniobras y acciones simples.

¿Qué es el vértigo postural?

El vértigo posicional paroxístico benigno o VPPB se presenta como una sensación de vértigo, una falsa ilusión de movimiento del entorno de quien lo padece. Quien lo sufre siente que todo gira a su alrededor, o que él mismo se está moviendo o girando como en una montaña rusa.

Este tipo de vértigo se manifiesta en episodios que duran solo unos segundos. Casi siempre se origina en determinados movimientos o cambios de posición, que involucran específicamente a la cabeza.

El VPPB es una de las causas más comunes del vértigo, y puede manifestarse de manera leve a intensa. Suele desencadenarse al inclinar o girar la cabeza, al acostarse e, incluso, al sentarse en la cama.

La sensación de vértigo postural es bastante molesta, pero rara vez es grave. Puede preocupar a personas mayores y sus seres queridos si ocasiona el peligro de caídas y golpes. Para evitarlo, es importante informarse y actuar para reducir los riesgos.

Cuáles son los síntomas del vértigo postural

Para reconocer si la sensación de mareo o movimiento es un caso de vértigo postural, es posible identificar algunas particularidades.

Los episodios de vértigo postural tienen las siguientes características:

  • El desencadenante es un movimiento de la cabeza: puede ser al inclinarla o al girarla.
  • Comienza de manera repentina.
  • Dura entre unos segundos y pocos minutos, aunque algunas personas confunden la sensación de mareo posterior (que puede durar horas) con el vértigo en sí.

Además, los episodios del vértigo postural paroxístico benigno pueden involucrar algunas de las siguientes situaciones:

  • La sensación de que es uno mismo quien está girando o moviéndose con velocidad.
  • La falsa sensación de que el entorno físico gira o se mueve alrededor de uno.
  • Pérdida repentina del equilibrio.
  • En algunos casos, puede desencadenar náuseas y/o vómitos.
  • Síntomas auditivos como hipoacusia o acúfenos.
  • Alteraciones en la visión, como una ilusión de movimiento o «salto» de los objetos alrededor.

Diagnóstico del vértigo postural

El diagnóstico se realiza en una consulta médica. Habitualmente, incluye una exploración física y una serie de preguntas. Cuanto más clara y completa sea la información que se le ofrece al especialista, más apropiado será el tratamiento y mejores los resultados.

Entre las maniobras que el médico llevará a cabo destaca la de Dix-Hallpike. En la misma, el especialista solicita al paciente que se siente en la camilla con la mirada hacia el frente. A continuación, se le pide que gire su cabeza hacia el lado del oído examinado, para luego indicarle que se acueste. Este examen simple se repite con los dos costados de la cabeza.

La maniobra busca ocasionar la sensación de vértigo y sirve para que el médico identifique movimientos oculares llamados nistagmos. Una vez concluido el examen, el especialista determinará el tratamiento específico para el paciente, o bien continuará con más pruebas.

Algunas otras maniobras y exámenes que se pueden solicitar para este diagnóstico incluyen:

  • La maniobra de Pagnini-McClure o Roll Test
  • Electroencefalograma (EEG)
  • Electronistagmografía (ENG)
  • Tomografía de la cabeza
  • Resonancia magnética
  • Audiometría
  • Angiografía por resonancia magnética de la cabeza
  • Estimulación calórica

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Tratamiento y remedios para el vértigo postural

Uno de los tratamientos más comunes y eficaces para el vértigo postural es la llamada maniobra de Epley. La misma involucra una serie de movimientos de la cabeza que apuntan a aliviar las sensaciones del vértigo. Si los síntomas reinciden, es posible repetir la maniobra.

Existen otros ejercicios y maniobras para el tratamiento de esta clase de vértigo. Entre ellas, destacan:

  • La maniobra de Semont
  • El« barril rodado»
  • La maniobra de la barbacoa
  • La maniobra de liberación de Gufoni

Complementariamente, el especialista puede indicar otros ejercicios como la terapia de equilibrio. La maniobra indicada por el médico dependerá, por supuesto, de los resultados del diagnóstico previo.

También pueden emplearse medicamentos para reducir las sensaciones de vértigo, como los antihistamínicos, los anticolinérgicos y algunos sedantes hipnóticos. Sin embargo, las maniobras mencionadas anteriormente son más eficientes ante estos episodios.

Prevención del vértigo postural

La prevención del vértigo postural no tiene mayor complejidad. Como se ha dicho, el desencadenante es siempre un movimiento o un giro realizado con la cabeza. Lógicamente, para evitar un episodio de vértigo, el consejo será evitar aquellas posiciones y movimientos que lo causan.

Aunque suene sencillo, evitar esas posturas puede ser dificultoso. Muchas personas sufren episodios al acostarse, por lo que solo pueden atinar a realizar movimientos suaves en esos momentos.

También es importante controlar la ansiedad y el estrés, ya que pueden influir de manera negativa en algunos casos de vértigo.

Aunque las estrategias de prevención sean limitadas, sí se pueden reducir los daños colaterales del vértigo. Tomar una serie de recaudos ayudará a evitar mayores consecuencias a causa de una caída, por ejemplo.

Ante un episodio de vértigo, es recomendable:

  • Buscar un lugar para sentarse o apoyarse mientras dura la sensación de mareo.
  • Al levantarse desde una posición sentada, hacerlo lentamente.
  • Al ponerse de pie, buscar algo para aferrarse en caso de perder el equilibrio.
  • Como regla general, evitar todos los movimientos bruscos y cambios de posición repentinos.
  • Acudir al especialista, quien podría indicar el uso de bastones u otros apoyos.
  • Intentar evitar las luces brillantes y las pantallas, ya que pueden agravar la situación.
  • Aunque dificulte algunas actividades, evitar acciones como conducir coches, operar máquinas o escalar.

Después de un episodio, se aconseja:

  • Evitar inclinarse durante lo que resta de ese día.
  • Evitar dormir acostado sobre el lado que desencadena los síntomas del vértigo postural al menos durante una semana.
  • Escuchar a su médico y seguir sus instrucciones específicas.